2º PILAR. EL EMPUJE: APRENDIENDO A APOSTAR POR TI

El EMPUJE nace al sentir que sí mereces la pena y quieres luchar por ser tú mismo en el mundo. Es la fuerza de amarte por encima de juicios y opiniones de otras personas. Es un motor que te impulsa a desarrollar tu valía personal. EL EMPUJE TE AYUDA A CREER EN TÍ MISMO.

Cuando conectamos con el empuje no caemos en la trampa de creer que lo que dicen los demás siempre es mejor o más importante que lo que tú sientes. Te ayuda a apostar con firmeza, valor, fuerza y coraje por ti. A querer escucharte, a valorar tus opiniones, tus necesidades, tus sentimientos.

Cuando el empuje está aprendido te sentirás fuerte en ti mismo. Sentirás que nadie puede manipular  o influir sobre las opiniones que tienes de ti. 

Ya no dudarás más de ti. Ya no te confundirán o te confundirás con respecto a quién eres. El sentimiento de pequeñez o debilidad que antes te invadía desaparecerá y será sustituido por una visión más objetiva y global de ti mismo. La fuerza del empuje te ayudará a ser quien eres.

"El empuje te da alas para que sobre vueles por encima de tus inseguridades"

Voy a contaros una historia para que se entienda mejor qué es el empuje:

María era una joven brillante con un trabajo estable en una revista muy popular y una vida acomodada. Tenía todo lo que se puede desear tener:  una buena situación económica, amigos, familia, buena salud...

Como cualquier otro día María llegó a su puesto de trabajo. Su jefa había citado a todos los empleados para plantear los objetivos y propuestas para el siguiente número de la revista. María estaba llena de ideas interesantísimas y sabía que su manera de encararlas era fresca y dinámica. Realmente eran buenas ideas y por fin había llegado el gran momento: exponerlas a sus compañeros y su jefa.

Sin embargo, algo la frenó. Se empezó a sentir muy pequeña, empezó a dudar de sus ideas "¿Y si, aunque a mí me encanten, a ellos no les gusta?, ¿y si les parecen ridículas?". Así que cada vez se sentía más acobardada y pequeña. Y cuando le tocó hablar sólo pudo balbucear que creía que las ideas de sus compañeros eran buenísimas. María salió muy abatida y triste de la sala de reuniones. Le había faltado empuje para defender sus ideas, más concretamente para creer en ella misma.