En la búsqueda de amor hacia uno mismo a veces nos encontramos con muros interiores que no nos dejan sentir el amor.
Estos muros son sentimientos y emociones que te empequeñecen, que te hacen sentir que no vales nada, que no mereces que te den amor, son sentimientos de culpa, vergüenza, arrepentimiento o dolor que calan en tu interior impidiendo que anide el amor dentro de ti.
Probablemente estos sentimientos los has ido adquiriendo a lo largo de tu infancia y adolescencia (que es cuando más peligra la autoestima) por tus experiencias en el seno familiar, por lo que tus padres te han inculcado sobre lo correcto o incorrecto o incluso por pequeños traumas que te han hecho sentir mal contigo mism@ (malas experiencias en la escuela con profesores, con los compañeros de clase, con alguna pareja, conocidos, amigos...).
Es bueno que sepas que las emociones negativas que han nacido en ti a raíz de estas vivencias te imposibilitan amarte por completo y minan tu autoestima. Tú no eres las emociones negativa que tienes en tu interior, pues esos sentimientos son sólo pequeñas heridas que hay que sanar.
El perdón hacia quién te hizo daño y hacia ti mismo te liberará de esas emociones negativas que llevas a cuesta desde entonces. ¿Acaso no le perdonamos a un niño cuando hace algo incorrecto y feo? ¿A caso no mereces tú perdonar y perdonarte tus errores como los adultos hacemos con los niños? Los errores no son otra cosa que una herramienta para perfeccionarnos. Sin ellos no podríamos mejorar. Abrázate cuando te equivoques, ten una actitud de querer mejorar y de no castigarte o castigar, interioriza la lección y sigue caminando sabiendo que ahora sabes más que antes de cometer el error.
Amarse implica perdonarse, aprender de nuestros errores y volver a empezar con una sonrisa en los labios.
Ese es el verdadero amor incondicional que hay que lograr.
Si eres capaz de amar a quien te hizo daño o de perdonarte a ti mismo cuando sin querer heriste a alguien, entonces habrás alcanzado el perdón. Te amarás por ello.